viernes, 26 de agosto de 2011

Año y medio después


Escribir algo que valga la pena ser leído por alguien más (digo igual y algún incauto pasa, pasó o pasará por aquí) no es ninguna tarea fácil; fue por eso principalmente que dejé de escribir, pensando en que tal vez ni mis mejores esfuerzos harían de lo que escribo algo que vale la pena. Lo anterior, combinado con una terrible flojera y falta de tiempo hicieron que después de unas cuantas entradas me desistiera de dedicar mis esfuerzos a intentar poner aquí algunas de mis ideas, o mejor llamémoslas  inquietudes.

Pero hoy, poco más de año y medio después, regreso y creo que regreso con la cola entre las patas, pidiéndole a mi blog un lugar para estar, un lugar para poder almacenar tiempo y recuerdos que ya no cabían en un Facebook monstruoso, vigilante, absorbente, insulso, pretencioso, decadente, monótono, aburrido, desilusionante y demás adjetivos calificativos o más bien descalificativos; características, no de la red social que inventó Zuckerberg, características de la red social que yo deformé por no saberla usar adecuadamente.   

Por eso estoy de vuelta, y ahora el objetivo del blog ha dejado de ser simplemente aprender a escribir; ya no me interesa si mejoro o no, o si valdrá la pena para alguien leer lo que escribo. El blog ahora me servirá  para dejar una huellita en la red que me permita ver como he cambiado y como cambiaré con los años, que me permita recordar las cosas que he vivido y compartirlas con aquellos a los que realmente les importe, y no atascarles la mente con diez mil fotos pretenciosas y piteras de alguna cosa cualquiera. Ya no me enteraré de la vida de otras personas, pero me enteraré más de la mía, ya no revisaré las fotos de amistades que dejé de ver hace diez años, pero leeré lo que escribí hace uno, ya no seré tan “sociable”, pero seré más cercano a mis verdaderos amigos.



Bienvenido de vuelta Arturo, me extrañe mucho…